martes, 24 de julio de 2012

¿Crees en ángeles?


Era domingo por la noche, Erick y yo cenábamos con unas chicas; Erick mantenía la política de invitar a cenar (o desayunar, según el caso) a las mujeres, después de de habérselas cogido; eso lo hacia sentirse como un caballero de la vieja escuela, en vez del mujeriego adicto a sexo que todos sus amigos sabíamos que era. Ese día en particular, tras haber sido rechazado, decidí que no seria tan mala idea compartir su estilo de vida.  
Era la primera vez que estaba en América y desconocía el idioma, cuando era necesario comunicarme con alguien Erick traducía para mi; aunque conforme conocía el idioma descubrí que sus traducciones eran demasiado despectivas.
 Repentinamente los comensales comenzaron a mostrar caras de preocupación y a gritar cosas raras, excepto Erick que reía de manera desquiciada; en medio del pánico aprovechamos para escapar de las chicas y de la cuenta. Tarde media hora en convencerlo para que me dijera la razón de todo el alboroto. Al final me conto sobre un sujeto llamado Herbert Wells, de los Aliens grises  y de  “la guerra de los mundos”.
-Solo un loco creería en esas cosas- concluyó-
-Si es tan estúpido como creer en ángeles- le  conteste a modo de burla
-Louis, lo que Hashem  imagina existe; lo que el hombre imagina, no. Así de simple. Pura fantasía Como los viajes a la luna, los autómatas, o la tierra e Oz- (en ese momento desconocía el significado de esas palabras; no dije nada, para no exponer mi ignorancia)
Erick y yo somos lo que se conoce como ángeles bajo rango,  si que, siempre y cuando permanezcamos en el anonimato, podemos deambular por la tierra y hacer lo que queramos; a menos que algún superior requiera de nuestros servicios, cosa que rara vez ocurre.
La explicación de Erick, parecía indiscutible en ese momento, normalmente hubiera sido suficiente para abandonar esa idea… hasta que lo vi, del otro lado de la calle, un bebedero del cual colgaba un letrero: “Colored”.  Un niño tomaba agua, mire la oscura piel de sus brazos, su negro cabello rizado; revise mis  manos blancas, busque mi reflejo en el retrovisor de un auto; ojos pistache, cabello castaño.
-¿Qué crees que haces?- Era Erick; 1.80 metros, ojos azules, cabello ondulado y  rubio. Comencé a reír a carcajadas; intentó decir algo, pero antes que pudiera articular alguna palabra, lo tome por los hombros y le dije:
-Vivimos en un mundo lleno de hombres blancos y de hombres negros… ¿por qué no creer en hombres grises?
Me miro y sonrío, no fue una sonrisa de aprobación; significaba algo así como “es una lastima que hayas elegido ese camino”.
-Cuídate y no seas demasiado imprudente- fueron sus palabras de despedida.
 Intente pensar en una respuesta,  pero, no pude hacerlo; Erick desapareció ese día entre la multitud, y yo, estaba por sumergirme en un mundo de ideas delirantes.

miércoles, 4 de julio de 2012

Octubre y Abril

Faltan cinco minutos para medianoche, creo que ya llevo dos horas frente a la maquina de escribir, con la mente en blanco. volteo la mirada hacia la mesa del comedor, fingiendo que busco inspiración, continúan ahí tres cajas de aspirina y un oso de peluche de 1.75m de altura. En definitiva fue una de las dos fue una compra innecesaria y estúpida... aun no estoy seguro de cual.  Tomé dos cigarros de la cajetilla y los encendí juntos, la canción de fondo era "October and April" ¿En qué estaba pensando? cuando decidí incluir una canción con su nombre en mi lista de reproducción.

Me dirigí a la alacena en busca de una botella de vodka, tequila o cualquier otra cosa con la cual embriagarme; a mitad de mi camino me encontré frente a frente con ese oso,  apague mis cigarrillos en su ojo izquierdo.
 -Ahora las chicas no te querrán- le dije
-una pobre excusa, para evadir dar un regalo- replico mi mente (lo que, desde algún tiempo llamo mi "yo soñador")
-un regalo que de todas maneras ella no aceptaría- replico mi "yo realista" (o ¿tal vez; pesimista?)

No sé, sí requiero terapia o antipsicoticos, quizá ambos.... ya habrá tiempo para pensar en eso mañana.
Tomé al peluche de una oreja y lo lleve arrastrando hasta la ventana, mi plan era arrojarlo y ver como lo arroyaba un auto; Pero, no conté con que por cuestiones espaciales se quedaría atorado con el marco.

La pista cambio, ahora es "Letter to Dana" un uno de mis tantos lapsus de estupidez, tomo el telefono y marco su número.... sorpresa, no contesto.... tras colgar miro la hora 4:23 a.m.
-No te hubiera respondido aunque fueran las 4 de la tarde, o cualquier otra hora.
No pode discutir esa lógica, en su logar arrojé el teléfono contra la ventana.

de regreso en la mesa, esta vez con una botella de tequila, abrí las tres callas y vacié su contenido, tome todas las que cambian en mi mano y estando a punto de meterlas en mi boca, escuché "Losing my religion" volteo a la ventana para confirmarlo,  ese oso de peluche ha atrapado mi teléfono con el hocico.
-¿y sí es ella?- pregunta la parte de mi que guarda esperanza
-¿y sí es la compañía telefónica?- respondió sarcásticamente el resto de mi
En ese momento dio inicio la última canción "Pastillas para no soñar"
-Mi vida, siempre tuvo un extraño sentido del humor.